Dulces sinergias y obsesiones
Pedro López Morales 23.09.2013 (Fuente www.laopiniondemurcia.es)
Son dos versiones distintas, son dos manifestaciones de arte contemporáneo. Son dos autores murcianos con un elevado ADN creativo e ingenioso. Sofía Tornero (Abarán, 1976) y MarínGuevara (Murcia, 1979) exponen sus ideas en una muestra conjunta que se celebra en las naves industriales de la antigua fábrica de chocolates y turrones Zorraquino, ubicada en el barrio de Jesús, en el casco histórico de Zaragoza, convertida hoy en un espacio expositivo destinado a presentar nuevas fórmulas de arte. El título genérico que agrupa la labor de doce artistas internacionales que intervienen en este proyecto se denomina Alicia en la fábrica de las maravillas, recordando el conocido libro de aventuras que publicó en 1865 el matemático británico Lewis Carroll, proponiendo alusiones satíricas a través de «juegos con la lógica».
Los 12 artistas no se alejan mucho de la cultura psicoanalítica, desde donde intentan conocer el potencial espiritual y artístico del ser humano. El divulgador científico y televisivo Eduard Punset acaba de editar su última obra El sueño de Alicia, narración desde la que se cuestionan aspectos nuevos sobre la mente, la existencia, los sentimientos y la ciencia. Y ello suponen las mismas dudas que inquietan a los artistas que exhiben en Zaragoza sus revolucionarios planteamientos y mensajes sobre arte, con procedencia de Bogotá y San Bernardo (Colombia), Buenos Aires (Argentina), Logroño, Alicante, Zaragoza y Murcia. La exposición se podrá visitar hasta el próximo 20 de octubre.
Inventos de laboratorio
Los participantes murcianos llegan a establecer un diálogo multidisciplinar para enseñar sus recientes «inventos». Dominar la gestión emocional en una obra de arte resulta complejo. Sofía Tornero vive y trabaja en la pedanía ciezana de Ascoy, es técnico superior de artes aplicadas a la escultura, estudios que cursó en la Escuela Superior de Arte y Diseño de Murcia, y tiene un perro negro que se llama Sito. MarínGuevara ha montado su vivienda-laboratorio en San Pedro del Pinatar, es Licenciado en Psicología, se matriculó en Bellas Artes y ahora asiste a clases de Historia del Arte, también trabaja de coordinador y psicólogo en un centro para personas dependientes, tal vez, por esos motivos, confiesa: «funciono por imágenes mentales», su variopinta obra muestra ráfagas obsesivas en los cuadros, vídeos e instalaciones que lleva a cabo.
Alguna vez oí decir que «la obsesión ofrece múltiples facetas de expresión artística que encierran indescifrables simbologías». MarínGuevara vive con su gato Toshiro, bautizado así en honor del actor japonés Toshiro Mifune. Ambos artistas murcianos cuentan con animales de compañía, que podrían convertirse en el conejo blanco, la oruga azul, o el gato de Cheshire de la obra de Lewis Carroll. Sofía será la reina de corazones, y con toda probabilidad Jose Miguel haría el papel de sombrerero, y de esta forma comienza otro relato que titularíamos Alicia en la fábrica de las invenciones artísticas maravillosas y divinas. La muestra la comisaría el decorador, diseñador y también pintor Lalo Cruces.
¿Alicia o Sofía?
Sofía Tornero expone un ejercicio en conexión con la naturaleza y las energías positivas que desprenden las personas y lugares. Ella reivindica -quizá- un mundo ideal en el que le gustaría rescatar los valores humanos que cada día van desapareciendo. La suprema energía la representa a través de hilos de algodón rojo, que se cuelan sigilosamente en sus cuatro piezas que componen los cuadros con siluetas en papel fotográfico, madera e hilo. También ha intervenido una polea de hierro que ya se encontraba en la propia fábrica, colocándole una piedra que encontró casualmente en la playa de La Bahía del Puerto de Mazarrón, y los hilos rojos vuelven a hacer acto de presencia envolviendo a la piedra reciclada.
Su instalación continúa en la segunda planta de la fábrica, uniendo con dos metros de cordón rojo las dos secuencias, porque para Tornero «la vida depende de un hilo», y al final del montaje encuentras una figura minúscula bidimensional recortada en papel, que «simboliza la esperanza del cambio e invita a la acción de dar y recibir energía», confirma la autora, que ha llamado a la instalación Sofía en el país de las maravillas. La joven escultora murciana inaugura exposición individual el próximo 17 de octubre en el Muram, el modernista Palacio Aguirre de Cartagena, el día 24 presenta obra en Barcelona y en noviembre llevará sus creaciones al Centro Negra de Blanca.
Psicólogo y pintor
La lógica que Lewis Carroll necesita transmitir en su relato del siglo XIX, resulta próxima -en esencia- a lo que MarínGuevara lleva hoy a su proyecto en Zaragoza, donde los perfiles banales de sus intervenciones son un delicado traspaso dignas de ser analizadas por Sigmund Freud o llevar a un largometraje dirigido por el fotógrafo, pintor, guionista y músico David Lynch. Guevara es un cinéfilo empedernido, admirador de Buñuel.
Con el título Sobre las dos alicias y sus transformaciones silícicas (en dos veces), ya observamos un plus de innovación donde queda patente su labor de psicólogo-pintor. Sus conflictos o alegrías internas los materializa artísticamente en forma de 243 esculturas que representan 243 magdalenas confeccionadas en resina de poliéster, resina acrílica y escayola presentadas en planchas de metacrilato en colores complementarios a los de las piezas. Las realistas magdalenas están acabadas en tonalidades azules, naranjas, blancas y rojas, incluyendo una pieza semitransparente en resina de poliéster, con pigmento amarillo limón. Estas esculturas son acompañadas en la instalación conjunta con dos cuadros de gran formato Alicia blanca y Alicia negra ejecutados en técnica mixta sobre tabla por la artista alicantina Dayra Madrona.
La propuesta de Guevara se centra en la transformación, y aclara el autor que «un personaje del libro de Carroll sabe que al comerse el pastel puede transformarse y decide arriesgar e intentarlo sin conseguir el propósito inicial». El trabajo de Guevara se complementa con dos grabaciones originales, una de ellas llamada Pobre Alicia, de once minutos de duración, con la presencia como actor del hermano del artista, Luis Alberto. El segundo vídeo-arte se llama La mirada de Alicia (o la mancha azul), de 3:55 minutos, en el que interviene su sobrina Gema como actriz revelación. Se ha utilizado una versión distorsionada de una sonata de Beethoven como banda sonora.
Escribe Carroll: «Oh, eso no lo puedes evitar. Aquí estamos todos locos, yo estoy loco, tú estás loca». Las energías, las obsesiones, las empatías, los misteriosos mensajes… se asoman a las obras de Sofía Tornero y de MarínGuevara. La parte oscura de la leyenda podría recopilarse en un cuento pintado por el malogrado artista (murió a los 27 años) Jean-Michel Basquiat, en una tarde de dulces carencias, sin cacao y sin azúcar, en una imaginaria fábrica de chocolate que un día existió en el país de la desdicha.
Selección de imágenes de la instalación Sobre las dos alicias y sus transformaciones silícicas (en dos veces). Esculturas y vídeos de marínGuevara_Pinturas de Dayra Madrona.
La Fábrica de Chocolate (Zaragoza). 2013