Mater amata (2020). Comisariado Pedro López Morales. Centro Párraga (Murcia)

“…por nosotros los pecadores…”

Cruzábamos el dintel de la puerta de acceso al estudio de José Miguel Marín Guevara a las doce en punto de la mañana. Era la hora del Ángelus. “Angelus Domini nuntiavit Mariae”. Al entrar al taller, observo que sólo aparecen pinturas y esculturas de cara de mujer… y el artista comienza a darme explicaciones y informes sobre el proyecto “Mater Amata”. Evidentemente, será -es- una muestra que gira en torno a la iconografía religiosa de María, con un lenguaje muy contemporáneo. La mujer que ha servido de modelo para concebir las obras es la hermana del artista, Concepción. Pero cuando he mirado detenidamente estas vírgenes, me ha sobresaltado el recuerdo de la Madonna del Roseto, pintada por Sandro Botticelli, entre 1469 y 1470, es temple sobre tabla, que actualmente se cuelga en la Galeria degli Uffizi de Florencia. Sigo mirando todos los rincones de ese cabalístico lugar de trabajo, y me voy documentando con las explicaciones del autor, y entre botes y tarros de resina de poliéster, resina epoxi, escayola, silicona, spray, pigmentos, pan de oro y cobre, metacrilato, luz led… y arandelas de nylon del “32” …también se entremezcla un librito del candidato al Premio Nobel Haruki Murakami, quién galopa literariamente entre el realismo y la fantasía, al igual que hace el artista murciano en sus pinturas, esculturas e instalaciones. “Al oeste del sol” es una novela publicada por vez primera en Japón en 1992, y a la que Marín Guevara vuelve con frecuencia. “Las heridas emocionales son el precio quetodos tenemos que pagar para ser independientes”, escribió Murakami.

La muestra “Mater Amata” la componen cinco pinturas en técnica mixta; siete esculturas con aureola lumínica en colores que representan cabezas de vírgenes paganas o de la Virgen María o de la Madonna del Rosetto; nueve virgencitas “Little virgins”, de pequeño formato, con recuerdo a la Virgen con el Niño de la Gloria, de Filipo Lippi, realizadas en diferentes materiales y en una amplia gama cromática y texturas tecnológicas; una cruz cristiana construida con cuatro tubos de luz led preside la estancia … y todo fundido con una tonelada de sal seca, traída de las salinas de San Pedro del Pinatar. La exposición adquiere acento performativo, sin llegar a los excentricismos del performer ruso Piotr Pavlensk, donde sus radicalismos superan y anulan al personaje. La sal invade la Sala de Máquinas del Centro Párraga; no habrán damnificados. Podría ser un recuerdo al Himno de los marineros sicilianos. San Mateo (5:13-14) dejó dicho: “Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué será salada?”

Marín Guevara no desea contar (e inventar) argumentos para contextualizar estas obras, cuyo proyecto inicial comenzó hace varios años, y en donde las piezas han ido evolucionando y cambiando desde las producidas en las fases iniciales. Sin percatarse el espectador en las obras de Guevara se podrían descubrir reminiscencias de las creaciones de Louise Bourgeois, de Eva Hesse, de David Lynch, de Luis Buñuel, de Roberto Bolaño, de Maruki Murakami… y de una extensa lista de pintores expresionistas alemanes. José Miguel también se inspira delante de un excelso vino tinto y una “marinera”. Tenemos en las manos los planos de la Sala de Máquinas del Centro Párraga de Murcia, pero preferimos ir mañana a tomar contacto con la sala y hacernos sus “amigos expositivos”, y así lo organizamos. Vamos hablando con todo el equipo de personal que cuidan ese espacio, lo hacen con intensa profesionalidad. “Y sazonarás con sal toda ofrenda que presentes, y no harás que falte jamás de tu ofrenda la sal del pacto de tu Dios; en toda ofrenda tuya ofrecerás sal” Levítico 2:13

Ave María, gratia plena, Dominus tecum, benedicta tu in muliéribus, et benedictus fructus ventris tui lesus. Santa María, Mater Dei, ora pro nobis peccatoribus, nunc et in ora mortis nostrae. Amen”. Las aureolas de las vírgenes en sus distintas manifestaciones marianas se personifican. Hoy los mantos de la Virgen y sus cinco misterios, las regias coronas de santidad, escapularios y otros putines, desaparecen y son sustituidos por elementos transgresores que el artista ubica de manera innovadora y atrevida. “Como era en un principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos”

Pedro López Morales. Comisario de la exposición

A nossa Senhora da Boa Morte. Performance de Emi Wilcox (Clausura)